No sé con certeza si es la cuarta, quinta o sexta vez o quizá ya sean más de diez veces que tropiezo con la misma piedra, pero cuando lo haces por gusto ignorando al error, inerte en esa acción, todo se vuelve complicado, porque lo que a mi particularidad sucede es que lo he hecho por el placer de hacerlo , esa sensación de riesgo, de saber que si das un paso adelante caerás en el precipicio, y me emociona la incertidumbre de imaginar que quizá no suceda una tragedia y un paso antes de saltar alguien me detenga, pero ese alguien jamás lo hizo y por consecuente ya son demasiadas las heridas que me he propinado por satisfacer esa sensación de solo pasar unos ratos a su lado, así que me tome el riesgo más extremo, y como drogadicto abatido por tantas dosis de locura he decidido terminar con esta carrera hacia la autodestrucción, y darle un sentido más significativo a mi precaria situación emocional, creo que debo terminar con esto ya que solo me ha acarreado dolores de cabeza, pero también he llegado a contraponer los puntos en la balanza, y se encuentran de frente mis sentimientos por lo que quiero hacer y lo que debo hacer.
No sé con claridad a quien darle la razón de mis demonios internos ya que la razón y la sensatez me dictan que me aleje, mientras mi otro yo me dice que aún no es tiempo de abandonar la batalla, no sé en qué porcentaje de error me encuentro pero sé que en uno muy alto al apostar por un imposible, pero solo dios lo sabe y el tiempo decidirá por mi… ahora solo quiero cerrar los ojos y dejarme llevar por el cauce de la vida y después me diré a mí mismo que estuvo mal.
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